En la era digital en la que vivimos, la forma en que almacenamos nuestros recuerdos ha experimentado un cambio radical. Cada vez más personas optan por guardar sus fotos, videos y documentos importantes en la nube, confiando en la comodidad y accesibilidad que ofrece esta tecnología. Sin embargo, un reciente estudio ha puesto de manifiesto la efimeridad de los archivos online y ha planteado la inquietante pregunta: ¿están realmente a salvo nuestras fotos en la era digital?
Según un artículo publicado en El País el 18 de junio de 2024, los expertos advierten sobre los riesgos de confiar ciegamente en los servicios de almacenamiento en la nube. Aunque estos servicios prometen seguridad y respaldo de nuestros datos, la realidad es que existen amenazas que podrían poner en peligro la integridad de nuestros archivos.
Uno de los mayores riesgos identificados es la posibilidad de pérdida de datos debido a fallos técnicos, ciberataques o incluso decisiones comerciales de las empresas proveedoras de servicios en la nube. Estos eventos podrían resultar en la desaparición repentina de fotos y recuerdos preciados, dejando a los usuarios con un vacío digital irreparable.
Ante esta preocupante realidad, es fundamental que los usuarios adopten medidas de precaución para proteger sus archivos online. Algunas recomendaciones incluyen realizar copias de seguridad periódicas en dispositivos físicos externos, elegir proveedores de servicios de renombre con un historial probado de seguridad y privacidad, y mantenerse informado sobre las políticas de retención de datos de las plataformas utilizadas.
Estrategias para preservar de manera efectiva nuestros documentos digitales
La gestión de archivos digitales es tan diversa como lo son las personas que la realizan. Según Elisa García Mingo, la analogía con la práctica tradicional de revelado de fotos aún es relevante en el mundo digital actual. Algunos optan por una organización meticulosa al estilo de un álbum de fotos elaborado, mientras que otros simplemente acumulan archivos de forma desordenada, como si los guardaran en una caja de galletas.
En la era digital, la variedad de enfoques para la gestión de archivos es evidente. Desde quienes crean un caos consciente con un rastro digital extenso, hasta aquellos que mantienen prácticas de archivística digital sofisticadas como crear álbumes, calendarios o resúmenes de videos cada año.
Si nuestro objetivo es preservar de manera segura nuestros archivos digitales y evitar sorpresas desagradables como la pérdida de fotos, correos o documentos importantes, es vital elevar el nivel de archivística. Un acrónimo desarrollado por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, IDOM (o IDEOM en ocasiones), propone una metodología simple pero efectiva: identificar, decidir, exportar, organizar y hacer copias.
Según Daniel Gayo Avello, experto en el tema, estos son los pasos fundamentales a seguir:
– Identificar todos los tipos de contenido digital en nuestra posesión, como fotos, videos, mensajes, sitios web y otros archivos.
– Decidir qué contenido es realmente relevante y merece ser conservado.
– Exportar los contenidos necesarios, como correos electrónicos, mensajes de WhatsApp o archivos de redes sociales.
– Organizar el material mediante nombres significativos y estructuras de directorios para facilitar la búsqueda.
– Realizar copias de seguridad siguiendo la regla del 3-2-1: al menos tres copias en dos sistemas de almacenamiento diferentes y una copia en otra ubicación física.
Es esencial mantener este proceso actualizado para evitar encontrarse con archivos organizados pero en formatos obsoletos, que podrían volverse irrecuperables con el tiempo. La archivística digital requiere esfuerzo y constancia, pero garantiza la preservación efectiva de nuestros preciados documentos digitales.
Además, es importante reflexionar sobre la importancia de imprimir algunas de nuestras fotos más preciadas, creando así un respaldo físico que perdure en el tiempo más allá de la volatilidad de lo digital. La fotografía impresa no solo nos brinda la seguridad de conservar nuestros recuerdos de forma tangible, sino que también nos permite disfrutar de la belleza de esas imágenes en el mundo real.
En definitiva, la efimeridad de los archivos online plantea un desafío importante para nuestra era digital. Es responsabilidad de cada uno de nosotros tomar medidas para proteger nuestros recuerdos y preservarlos para las generaciones futuras. En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, encontrar un equilibrio entre lo digital y lo analógico se vuelve crucial para garantizar que nuestras historias y memorias perduren en el tiempo. ¿Estamos realmente protegidos en la era digital? La respuesta está en nuestras manos.